martes, 13 de abril de 2010

Camino a la democracia

Omar Al Bashir, actual presidente de Sudán, tomó el poder por la fuerza tras un golpe de Estado en 1989. Desde entonces han transcurrido veinticuatro años desde que el último presidente fuera elegido de forma democrática en 1986. Durante los días 12, 13 y 14 de abril de 2010, están teniendo lugar las primeras elecciones generales y legislativas en 24 años. El dividido pueblo sudanés ejercerá estos días su derecho a la democracia ante un panorama político un tanto ridículo en el que parecen haber claras evidencias de fraude y los candidatos de los principales partidos de la oposición han retirado su candidatura a última hora bajo la sospecha de soborno. Además, se trata de unas elecciones tremendamente complicadas para una población que no ha visto las urnas en tantos años, en las que no sólo se elige presidente sino que también miembros del parlamento y gobernadores de cada uno de los veintiséis estados y de sus respectivas provincias.

La comunidad internacional ha demostrado un interés considerable en que el proceso electoral se sitúe en el marco de la legalidad. En un momento en el que el acuerdo de paz firmado entre el norte y el sur del país tras 40 años de guerra civil está llegando al punto más importante de su implementación y mientras por primera vez el conflicto de Darfur parece dar señales de voluntad de resolución, estas elecciones suponen un punto de inflexión para el desarrollo de la política sudanesa. Son muchos los países y los organismos internacionales que han realizado recientemente un esfuerzo considerable para garantizar unas elecciones justas. Estas no sólo significarían mucho para el propio pueblo sudanés, discriminado durante décadas por la elite tribal y política del norte, sino también para la comunidad internacional que consideraría rentables en términos diplomáticos todos los recursos invertidos en la nación más grande del continente africano. Si el balance es positivo, se podrá garantizar un referéndum de independencia para el sur en condiciones apropiadas, y además, supondrá una forma de girar la cara con la conciencia algo más tranquila a la polémica pero justa orden de arresto contra Al Bashir emitida por la Corte Penal Internacional el pasado mes de marzo de 2009.



Por desgracia, el escenario actual está lejos de ser el esperado. Los millones de euros puestos sobre la mesa, corren el riesgo cada vez más elevado de verse malgastados en propósitos distintos al esperado. Pese a que la victoria del actual presidente estaba bastante clara, e incluso a pesar de las circunstancias recibía la bendición de todos aquellos implicados en estas elecciones, existe una gran diferencia si esta victoria se lleva a cabo sin fraude y de forma justa, o bien tiene lugar de forma ilícita, lo cual supondría la financiación indirecta de la elección y legitimación de un presidente que esta buscado por la justicia internacional.

Son varias las anécdotas para contar en unas elecciones en un país regido bajo la ley sharia, en las que mujeres y hombres esperan a depositar su voto en colas separadas, y curiosamente el presidente ha asistido a votar al colegio católico St. Paul School. Por un lado, en el norte de Darfur, de donde supuestamente provienen las milicias progubernamentales janjaweeds, se ha multiplicado por cuatro la población nómada con el fin de incrementar de forma fraudulenta el número de votos favorables al NCP, el actual partido de gobierno. Por otro lado, en localidades del sur de Darfur, donde reside una mayoría de la población de las tribus a las que pertenecen los grupos rebeldes, se ha reducido el número de habitantes que debían figurar en las listas incluso después de varias denuncias de un previo censo inadecuado e injusto. Además, en regiones en las que existe una gran cantidad de analfabetos, los símbolos con los que estas personas debían reconocer a uno de los principales partidos de la oposición, han sido cambiados, y en lugar de un camión, el partido en cuestión aparecía simbolizado mediante una campana.

¿Con que cara va a contar la comunidad internacional que han financiado a un criminal para que gane las elecciones de su país mediante un descarado abuso de poder? Por desgracia no será ni la primera ni la última vez en que este ente intangible llamado comunidad internacional, declara al público con poca vergüenza, que todo ha salido de la forma más justa y libre posible.

A pesar de todo, quiero creer que existe una importante parte positiva en esta historia. Por primera vez en mucho tiempo se escuchan voces críticas al gobierno sudanés sin repercusiones desmesuradas, los partidos políticos se han visto obligados a reestructurarse de nuevo y los ciudadanos, pese a la falta de entusiasmo, se han sentido con el derecho de pronunciarse con respecto al futuro de su país. Esperemos esto no sea sino el comienzo del camino a la democracia y hacia un futuro verdadero estado de derecho.